Un espejo de cielo en Namora. Esta laguna, a 2,823 m.s.n.m., es hogar de pejerreyes y aves migratorias. Navega en balsas de totora (como los antiguos pescadores) o escala el Cerro Coyor para vistas que roban el aliento.
Sabores y secretos: Los restaurantes ribereños sirven trucha fresca con hierbas locales, y el museo de piedras exhibe fósiles de eras pasadas. En temporada, los campos aledaños se tiñen de flores silvestres, ideal para fotografía.
Momento de paz: Al atardecer, el agua refleja tonos dorados y el aire se llena de cantos de aves. Es un lugar para desconectar y sentir la Pachamama.